Thomas Alva Edison, el emprendedor

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Thomas Alva Edison (Milan, Ohio, el 11 de febrero de 1847 – West Orange, Nueva Jersey, 18 de octubre de 1931), uno de los más grandes y prolíficos inventores, con más de mil patentes (de las que muchas deducimos que no son ni siquiera inventos suyos, si no que eran de ingenieros de su compañía) que hacía con una regularidad bestial, una patente cada quince días de su vida adulta.

La historia de Edison está llena de anécdotas curiosas tales como estas: Edison estaba parcialmente sordo y aseguraba que se debía a que de joven, cuando vendía periódicos y refrescos en el tren de Port Huron a Detroit, un hombre del ferrocarril lo subió al tren cuando este estaba en marcha y lo pilló por la oreja. La otra anécdota curiosa aconteció cuando aún era muy joven. Edison llegó a su casa del colegio llorando, diciendo que su profesor lo había llamado “estéril e improductivo”(ironías de la vida) y su madre al día siguiente fue a hablar con el profesor para defender a su hijo. Este, al ver la defensa y la confianza de su madre, tomó la determinación de no fallarle nunca y ser un hombre de provecho.

 Bendita madre, que espabiló a su hijo, lo que a la larga hizo de él una de las personas con mayor influencia en el mundo occidental, no ya por sus inventos, si no por cambiar la concepción sobre los inventos, que pasaron de ser una actividad lucrativa, a un negocio, con lo que el avance fue gradualmente más rápido.

Edison es famoso por la invención de la bombilla (que ni siquiera inventó, sólo perfeccionó e hizo que se mantuviese encendida durante 48 horas seguidas) y el fonógrafo (que graba sonidos mediante un sistema de grabación mecánica). Además pronunció esta famosa frase: “El genio es un uno por ciento de inspiración y un noventa y nuevo por ciento de dedicación”.

Aquí teneis un enlace interesante a su página principal: http://www.thomasedison.com/ que está bien, pero idealiza un poco a Edison, como en el capítulo de los Simpsoms en el que Homer decide ser como él.

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