Nuestro universo, un holograma.

Desde hace ya siete años, el experimento GEO600 busca ondas gravitacionales que son generadas por densos objetos astronómicos como los agujeros negros o las estrellas de neutrones.

Hasta ahora, esta instalación alemana no había detectado nada. Pero es posible que haya realizado un gran descubrimiento.

Durante varios meses, los miembros de el equipo de este experimento estuvieron intentando resolver un misterio. Un inexplicable ruido que no paraba de sonar en su gigantesco detector. Ahora, el físico Craig  Holgan, dice que el detector del GEO600 ha tropezado con el limite fundamental del espacio-tiempo, el punto en el que deja de ser un “continuum” descrito por Einstein y se disuelve en “granos”. Algo similar a lo que ocurre con las imágenes cuando las ampliamos y comenzamos a notar que dejan de aparentar continuidad de colores y líneas para ser puntos, píxeles.

 “Pero eso no es todo, si el resultado de GEO600 es lo que  sospecho que es, todos vivimos en un gigantesco holograma cósmico”. Se atrevió a decir Hogan.

La idea de que vivimos en un holograma suena absurda de antemano, pero las comparaciones y alegorías pueden ayudarnos. Por ejemplo, los hologramas que encontramos en las tarjetas de crédito y otros documentos están grabados en films plásticos de 2D. Pero cuando la luz es reflejada da la apariencia de una imagen en 3D.

 En los años 1990, Leonard Susskind y el ganador del premio Nóbel Gerard ‘t Hooft sugirieron que el mismo principio podría aplicarse al universo como un todo. Nuestra experiencia cotidiana podría ser una proyección holográfica de procesos físicos que tengan lugar en una lejana superficie 2D.

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